lunes, 20 de diciembre de 2010

En niños suecos la introducción temprana de pescado protege contra las alergias

El pescado ayuda al intestino y al sistema inmune si se consume desde pequeños
Al parecer, las alergias que padecemos en la adolescencia o la vida adulta pueden depender de lo que comimos cuando éramos bebés... También de lo que no comimos... Muchos padres retrasan la introducción del pescado en la dieta de sus hijos para ahorrarse el rechazo hacia un alimento al que los nutricionistas descubren cada vez más ventajas. La ciencia constata ahora que hacen mal.
En el 2003 el departamento de Pediatrìa de la Universidad de Gotemburgo estudió los hábitos alimenticios de más de 8.000 familias del oeste de Suecia y descubrió que los niños que empezaron a consumir pescado antes de los nueve meses desarrollaron menos rinitis alérgicas a la edad promedio de 4.5 años que los niños que empezaron a consumir pescado más tarde. Se llevò a cabo una monitorización a base de dos cuestionarios; uno sobre alimentación entre los seis y doce meses de edad de los niños, y otro sobre alergias entre los cuatro y los cinco años.
Llama la atención que uno de cada 20 niños estudiados desarrollaron síntomas de rinitis alérgica ya a los cuatro años; pero entre los comedores de pescado esta incidencia se reduce a la mitad.
La pregunta del millón: ¿por qué el pescado protege de las alergias? Los expertos de la Universidad de Goteburgo dicen no saber, ni tampoco se sabe si ese efecto protector en la infancia tiene lugar también en la vida adulta. Todas las pistas, sin embargo, apuntan a que la calidad de la grasa que incorporamos a nuestro organismo cuando empezamos a alimentarnos determina la respuesta inmune a la provocación de los alérgenos. En este sentido, los ácidos grasos del pescado, bendecidos por otras tantas propiedades beneficiosas, ayudarían al intestino y al sistema inmune en pleno desarrollo, durante el primer año de vida, a calibrar mejor la sensibilidad a las proteínas incorporadas.
Algunos pediatras prefieren retrasar la incorporación de alimentos sólidos en la dieta del niño, sin embargo hoy día no hay ninguna evidencia que justifique seguir con papillas y retrasar la incorporación de comida sólida. Es más, hacerlo después de los nueve meses podría comprometer la salud alérgica del pequeño.
Los genes también desempeñan un papel importante en la alergia, se sabe que si uno de cada 5 bebés suecos desarrolla eczema antes del año no es sólo por los alimentos que consume o que deja de consumir. La historia familiar de eczema va a determinar el riesgo de forma muy precisa. También hay factores de riesgo no relacionados ni con el código genético ni con la alimentación: se conoce que un 10% de las mujeres suecas embarazadas sigue fumando a pesar del embarazo, lo que repercute en el desarrollo inmunitario del bebé.
(Early introduction of fish decreases the risk of eczema in infants
Arch Dis Child. 2009 January; 94(1): 11–15)

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